sábado, 10 de enero de 2009

NO TE METAS EN ESE JARDÍN.
















Me lo han repetido una y otra vez: no te metas en ese jardín, no te metas que no es progre, ni de izquierdas. Vamos, que siendo manifiestamente de izquierdas, hay que colocarse el pañuelo palestino de marras, en el caso que no lo hagas, serás acusado sin un ápice de diálogo, de genocida. Lo que hay que ver, lo que hay que oír. Parto de la base-puritita lógica- que todos, absolutamente todos, estamos en contra de la muerte, del asesinato, sea de donde fuere ¿Y Darfur, y tantas otras tragedias escondidas en intereses oscuros?
Piensen. Cotejen y piensen. Una manifestación de progres "Izquierdosos" alentando a Hamas, es una contradicción en si misma.
El tema es ancho, extenso como lo es la zona y no permite exaltaciones desde pulpitos calientes.
En una ocasión, desde la cubierta de una de esas lanzaderas que trasladaban a los turistas desde Nápoles a Capri, tuve ocasión de conversar con unos judios sefardíes; tenía dieciocho años y la experiencia fue gozosa, increible ese castellano perpetuado por amor a una tierra que desconocían; increible que esos judios fuesen ateos, de izquierdas y amables como ese mar que bañaba la Gruta Azzurra; increíble el gesto mohíno de una de mis compañeras de viaje, Angela, me espetó ¿Qué haces hablando con unos judíos? Craso error el mío, olvidé que llevaba el susodicho pañuelo progre. Acabó el viaje, acabó la amistad.
Y yo, el número 1261, pienso en Marx, en Primo Levi, y en que probablemente, dios no existe.

La libertad escupida

Pilar Rahola 14/01/2009 Actualizada a las 03:31h Política
Lo confieso. Iba a titular este artículo de forma más contundente y explícita: "La izquierda fascista". Pero me ha frenado el
sensato artículo de Lluís Foix, en La Vanguardia de ayer. Ciertamente, y como yo misma he escrito en ocasiones, hay que tener mucho cuidado con el uso de algunos grandes conceptos que han teñido de horror el pasado de Europa.
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Edición Impresa: La banalidad del lenguaje
Foix habla del uso perverso del término genocidio para atacar la incursión militar de Israel. Yo, que coincido con él, cometería el mismo error si usara el término fascista para definir a los sectores que tengo la intención de analizar. El fascismo es un fenómeno ideológico con un largo historial de violencia y muerte y no es equiparable a nada. Y si es la expresión extrema y trágica de las ideas de derechas, no podemos olvidar que también existe la versión extrema y trágica de las ideas de izquierdas. Del fascismo al comunismo, todos convergen en el mismo gusto por tiranizar y matar. Dejemos, pues, las ideologías totalitarias para la memoria negra de la historia. Como resulta evidente, sin embargo, que actualmente existen sectores de la izquierda que presentan tics inequívocamente intolerantes, y cuyo dogmatismo fanático impide la disidencia, a veces de forma violenta, también resulta fácil considerarlos fascistas de izquierdas. No caeré en la trampa, e intentaré considerarlos solamente intolerantes, incapaces de asumir dos actitudes fundamentales de la cultura de la libertad: el derecho a la disidencia y el derecho a no ser sospechoso por ejercerla. Por supuesto, escribo por la herida, no en vano tengo el dudoso honor de ser blanco, junto con algunos otros colegas, de las iras de sectores organizados que, con la excusa de la defensa del pueblo palestino, están demonizando nuestro derecho a pensar distinto. Guardianes celosos del pensamiento único, y esclavos de su miedo a pensar en libertad, disparan contra el pianista para impedir cualquier posibilidad de reflexión crítica. Sobre el conflicto de Palestina no se debate. Se imponen argumentos camuflados de solidaridad y pacifismo, y cualquier análisis que esté fuera de la ortodoxia progre es enviado a los infiernos de la maldad y de la complicidad asesina. Por supuesto, todo bien aliñado con campañas de difamación, insultos en todos los foros posibles, y algunas lindas amenazas. Estos mismos que se manifiestan de forma gritona en las calles, levantando bondadosas banderas de solidaridad, son los mismos que nos atizan con esas banderas, en un intento burdo de hacernos callar porque pensamos distinto. Su intolerancia llega hasta el punto de intentar monopolizar, no solo la verdad del conflicto, sino también la defensa de la paz. Es decir, no sólo niegan el debate. También se creen con el derecho a considerarse "los buenos" de la tragedia que se vive en Tierra Santa, en un ejercicio pueril de maniqueísmo. Buenos palestinos y malos israelíes y resumen en blanco y negro un conflicto que hace 60 años que dura. Por supuesto, los que tenemos opiniones más complejas sobre el rompecabezas de Oriente Próximo somos tildados de genocidas, cómplices de la matanza, y otras lindezas al uso. ¿Y si resultara que para defender la paz, se necesita un pensamiento más complejo? ¿Y si los enemigos de la paz, estuvieran en las filas que defienden? ¿Y si algunos palestinos lo tuvieran más claro que los papistas europeos que dicen defenderlos? ¿Y si Israel fuera la única alternativa real que le queda al pueblo palestino, cuando se libere de las ideologías que los oprimen? Ni contemplan la posibilidad de pensarlo, imbuidos de una pretendida superioridad ética que les permite negar toda opción que no sea la de su verdad bíblica. La superioridad ética de la intolerancia.En este proceso de demonización de la disidencia, se ha llegado a momentos de pura locura. Por ejemplo, las manifestaciones de Madrid y Barcelona, donde los gritos de Allah Akbar, los pasamontañas y las pistolitas, los vivas a Hamas, las quemas de banderas israelíes y americanas y los grupos islamistas se manifestaban en buena compañía con 'L´estaca', los progres al uso y los pacifistas de toda la vida. Y con el propio conseller de Interior, en uno de los actos más vergonzosos de la historia de esta conselleria. Como dicen algunos mossos, ¿cómo van a recibir información sobre islamismo radical por parte de otros servicios de inteligencia, si su propio conseller se manifiesta en tamaña compañía? Dicen que se manifestaron a favor de la paz, pero se oyeron gritos de guerra. Dicen que se manifestaron a favor de la solidaridad, pero en la manifestación se repartieron revistas donde seis ciudadanos catalanes -Joan Culla, Vicenç Villatoro, Lluís Bassat, Miquel Sellarès, Pilar Rahola i Jaume Renyer- eran señalados con la diana de la maldad y la sospecha. ¿Ellos señalan, y quizás otros disparan? Por supuesto, recibirán la querella pertinente. Y finalmente, dicen que se manifestaron a favor de Palestina, y solo oímos el ruido atronador del odio contra Israel. De tolerancia, nada. De solidaridad, con el ojo tuerto. Y de libertad, sólo el grito, usado para imponer el pensamiento único, y acallar las bocas disidentes.

7 comentarios:

Felipe dijo...

Está claro que desde ciertos sectores dogmáticos se tiende a confundir a todos los palestinos con Hamas y a todos los judios con el gobierno sionista de Israel. A mi me preocupan los ciudadanos de ese territorio que sufren la milenaria guerra encarnizada: los palestinos masacrados por la desmesura militar del gobierno de Israel y los judios atemorizados por los cohetes de Hamás sin poder vivir en paz compartiendo el mismo territorio... todo lo demás es puro maniqueismo (de derechas o de izquierdas)

LABELIA dijo...

Gracias, Felipe, gracias. Por la claridad de la exposición a la que me sumo punto por punto. Y si, lo cierto es que todo lo demás es maniqueísmo.
Sin embargo, hay actitudes que me preocupan sobremanera, no la de la derechona de siempre--a estos se les ve venir de lejos-sino a los que, en teoría, me tendrían que suscitar una simpatía natural y me están provocando una cierta desazón y un desencanto triste.
Te dejo el artículo del que fue profesor mío en la Facultad de Ciencias de la Información U.A.B., especialista en historia contemporánea y que debe estar pensando en estos momentos lo que he explicitado muchas veces "en muchas ocasiones, el cargo que uno ocupa es inversamente proporcional a la valía de uno"
Y no es que sueñe con ello, pero me repito a mi misma, a mi misma "soy de izquierdas y mi voto no vale nada, no tengo a nadie a quién votar" desde luego al señor conseller Saura I.C, va a ser que no.
¡Hacen falta muchos Felipes! Gracias por estar y comentar con esa cadencia.
JOAN B. CULLA I CLARÀ
Por Gaza, ¿vale todo?
JOAN B. CULLA I CLARÀ 16/01/2009


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Como era de temer, la operación militar israelí contra Hamás en Gaza ha deteriorado hasta límites intolerables la ya precaria situación cotidiana de los habitantes de la franja y lleva causado un número de víctimas civiles al que es preciso poner término de una vez. Ciertamente, esas víctimas inocentes son muchísimas menos de las que han provocado los compadres islamistas de Hamás en Irak con sus atentados desde 2003, muchísimas menos de las que han perecido en Darfur a partir de esa misma fecha, muchísimas menos de las que caen cada mes en el inextricable conflicto del Congo desde hace una década..., sin que ninguna de esas y otras masacres (que, en algunos casos, sí tienen ribetes genocidas) haya suscitado movilizaciones o protestas dignas de mención. Pero si este contraste de conductas ilustra la hipocresía -perdón, la sensibilidad selectiva- de tantos paladines de los derechos humanos, ello no exime al Gobierno de Israel de la responsabilidad por la actuación de sus tropas, ni disminuye la gravedad de lo sucedido en Gaza.

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En la manifestación del sábado abundaron los mensajes apologéticos de la lucha armada contra el "enemigo sionista"
Criticar la actuación de las fuerzas armadas israelíes, movilizarse en demanda de un alto el fuego inmediato, expresar solidaridad con Gaza y repulsa por las víctimas palestinas no combatientes -ya puestos, hasta por las hebreas, aunque sean ahora mismo poco numerosas- son, pues, actitudes no sólo legítimas, sino naturales y muy respetables, que incluso adoptan un número creciente de ciudadanos israelíes. Ahora bien, para apoyar esa causa desde aquí, ¿vale todo?, ¿cualquier argumento, cualquier aliado, cualquier método, cualquier consigna? ¿Se ha convertido la israelofobia en un dogma, en una doctrina obligatoria so pena de ser tachado de fascista?

Lo pregunto porque, estos días, sesudos articulistas locales han dado por finiquitado el derecho de Israel a la existencia soberana ("el Israel actual no tiene futuro") mientras otros muchos rotulaban frívolamente la tragedia de Gaza como un "genocidio" y un "holocausto". Lo digo también porque, en la manifestación barcelonesa del pasado sábado, los partidos democráticos convocantes y asistentes -partidos de gobierno, con inclusión de dos consejeros de la Generalitat- no pudieron o no quisieron evitar que se vitorease repetidamente a Hamás, que se quemaran banderas norteamericanas e israelíes, que desfilasen numerosos encapuchados con indumentaria más o menos miliciana, y que uno de ellos exhibiese una pistola, dicen que simulada.

¿Recuerdan ustedes la zapatiesta que se organiza en el País Vasco si, en una manifestación, se queman banderas, aparecen encapuchados -no digamos ya un arma- y se lanzan vivas a ETA? ¿Acaso ha sido suprimido del Código Penal el delito de apología del terrorismo? Pues bien, entre las organizaciones terroristas identificadas como tales por la Unión Europea, Hamás figura igual, en la misma lista -y no con menos motivo-, que ETA. Sin embargo, ni Iniciativa, ni Esquerra Republicana ni el PSC han creído necesario desautorizar o condenar los vivas a Hamás y demás gestos de exaltación de la violencia que se dieron en el cortejo por ellos encabezado.

Ahora supongamos -no es difícil, porque ha sucedido más de una vez- que en Euskadi aparecen un día miles de pasquines con los nombres y las fotos de una serie de periodistas u opinadores a los que se tacha de "torturadores", "carceleros", "cómplices de la represión española", "apologistas del GAL", etcétera. Inmediatamente, todos los demócratas reaccionarán con energía, considerando que eso supone señalar, marcar a posibles víctimas del terrorismo etarra, y tanto la fiscalía como las fuerzas de seguridad actuarán en consecuencia.

Bien, pues por Cataluña han sido distribuidos en los últimos días 40.000 ejemplares de una revista titulada Aturem-ho! Publicació de suport al poble palestí i pel boicot a l'Estat d'Israel. En una de sus páginas, y bajo la firma -a saber si real o simulada, como la pistola...- de Josep Maria Navarro, el sedicente "movimiento internacionalista" "denuncia e identifica" con nombres y fotografías a media docena de opinadores catalanes, disidentes del mainstream antiisraelí actualmente hegemónico, y los acusa de "lobby sionista", de "apologistas de la destrucción y violencia" en Gaza; afirma que "ríen los asesinatos selectivos y los desgraciados daños colaterales entre la población civil", que se expresan "a favor de los asesinos sionistas", que son -que somos- "cómplices de genocidio, de torturas y de limpieza étnica".

A pesar de la enorme gravedad -incluso en términos penales- de esas imputaciones sin fundamento, cabría desdeñarlas como el berrinche histérico de quienes no soportan la existencia de otro discurso que el suyo. Sucede, sin embargo, que hay una realidad transnacional llamada terrorismo islamista o yihadismo; que, desde el restaurante El Descanso hasta los trenes de Atocha y los suicidios de Leganés, ese terrorismo lleva causados en España dos centenares muy largos de muertos; que, como han demostrado numerosas investigaciones policiales, uno de los nódulos de esa red asesina es Barcelona, y que, también en Barcelona, el pasado sábado abundaron los mensajes verbales y gestuales apologéticos de la lucha armada contra el "enemigo sionista".

Ello no obstante, ningún portavoz autorizado de Esquerra, de Iniciativa o del PSC ha tenido a bien condenar ese chantaje, esa amenaza tácita contra seis conciudadanos, y el consejero Joan Saura ha equiparado la convocatoria del pasado sábado con una manifestación antiterrorista. ¿Antiterrorista, con vítores a Hamás? ¿Qué pasa, que hay un terrorismo malo y uno bueno?

Joan B. Culla i Clarà es historiador.

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo con vuestro planteamiento y considero que es una pena que no abunden almas pensantes como las vuestras... Por ejemplo, en una alarde de originalidad voy a copiar un pequeño comentario que hice en otro blog hace unos días (son tantas las bitácoras que abordan el asunto en cuestión... Si bien, por fortuna, cada una a su manera.)

Y lo siento pero no puedo añadir nada nuevo:

Qué triste espiral, esta de Gaza;
-por desgracia- también... Uno ya no sabe qué es más peligroso: los misiles, el idealismo, la pobreza, los dogmas, o la incultura, o la indiscriminada utilización de la palabra "cultura" que se hace aquí, allá y más allá. Al final ya ni se tiene idea de quién lucha contra quién, ni la razón de tanto daño... Espantoso.

Saludos.

La paciente nº 24 dijo...

Has vuelto y se nota. Aquí y allí. Gracias por intuirme de esa manera, como lo haces. Yo también te intuyo, entre líneas, bajo tus letras y siempre estás…estás. También te encuentro. Gracias.

Felipe dijo...

Sin duda el maniqueismo de la izquierda institucionalizada es el peor, se les llena la boca como adalides de la denfensa de las libertades... pero claro solo de las que les interesa (¿los judio/israelíes muertos no cuentan? En fín cada vez me quedan menos opciones para votar progresistas de izquierdas.
La derechona, ¡en su papel, no sorprende a nadie!

La paciente nº 24 dijo...

Aunque supongo (sólo supongo) que no te van estas cosas, he tenido que premiarte en mi pasillo, espero que no te importe.

LABELIA dijo...

Paciente querida, como no me va a gustar que te acordaras de mi ¡Claro que si! Ahora paso por allá para enviarte un abrazo y más.
Eulàlia