lunes, 7 de enero de 2008

Hayworth olvidó su nombre y Susan llorará mañana.

Llórame mañana que no tendré nombre.
hoy en el tiempo que me queda,
queda, quedo.
Acaricio la absenta que empapa, mis labios,
recuerdo de lirios en piras de seda.

Cofradía de susurros llama,
Y llama de fuego envuelve en estela.
Retazos fugaces de luz invernal,
piel deshecha, alma crema.

Tres suspiros y un ardid.
Cuatro estertores y dos agonías.

A menudo, sin saberlo, la vida es tumba
Encerrada en el mismo sepulcro, planeta es,
cenotafio perfecto para los inconformes

Anoche fui guadaña en parca.
Caronte me lleva en su barca por la laguna de Estigia.
¡ayúdame hermana en la criba triste!
Pues el centeno segado siempre cede.

Lluéveme hoy antes que desaparezcan mis huestes pobres
sonríeme hoy que tiempo me queda.
Acude a mi boca y dile a los dioses,
que no tarden en enviar penes alados con testículos de oro.
Hoy todavía no duermo bajo tierra.

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